18.10.22

Espacio para lo bueno

Existen diferentes maneras de ver el mundo, y las cosas que en él nos suceden. Afrontando todo como un ataque hacia uno mismo, o dejando que el universo haga su magia y fluyendo. Normalmente, en cuanto deseamos algo, lo opuesto, automáticamente se manifiesta, dándote la oportunidad a que lo rechaces, a pesar de que parezca lo contrario. Si somos honestos, debemos reconocer, que solo te lo envía porque ha sido atraído por ti, debido a esa programación que sin quererlo, se te cuela y te llena la mente con sus pensamientos intrusivos y tóxicos, sin aportar nada más que negatividad. Sin embargo, el cosmos, es como si te diese una segunda oportunidad, como si en verdad, sólo quisiese lo mejor para nosotros si confiamos en él, y sobre todo en nosotros mismos. Doña Potra, opinaba, después de mucha practica y observación, que era en sus pensamientos donde más debía centrar la atención para que éstos no le arrastrasen, y pretendido de nuevo a conciencia, arrebatarle aquella magia que tanto le había costado recuperar de nuevo.

-Es que no puedo entender, por qué el Sr. hocico gris, tiene que dar su opinión, si no cree en la magia. ¡Negar de ella sin haberla testado! A quién se le ocurre. ¿Cómo va a entrar algo que no damos permiso, y, peor aún, que ni admitimos que existe?- Le decía Doña Potra a uno de sus vástagos, mientras daba vueltas por el salón, agregando ejemplos vividos a su argumento. 
-Aunque también debo reconocer, que lo mismo el pobre no ha conocido otra cosa. Hay tanta programación en todo lo que vemos, que cuesta distinguir que eso no es real. Que no eres tu quién habla.-  
-Ya, pero su realidad no debe estar sujeta a la tuya. Míranos a nosotros- agregó su pequeño dragón, hábilmente educado para detectar lo sutil. 
-Cierto, pero todavía se puede ir más lejos. No debemos dejar que otros proyecten sus miedos hacia nosotros. Ni siquiera por su programación.- continuó hablando Doña Potra, añadiendo a su verborrea más casos estudiados.
-Mamá, soy un renacuajo convertido en dragón, y tú eras un sapo...¿Crees que no sé de qué me hablas?- respondió su gigante retoño de ya 15 primaveras.
-Y, ¿has notado ya el alquitrán? se nota denso y se filtra hacia los adentros. 
-Sí, es verdad que se apodera de uno si no lo controla. Son como miles de hilos cuando tiras de ellos que se hacen madeja.- soltó el adolescente dragón de carrerilla. 
-Muy agudo, pequeño... bien percibido.-
-Bueno, es que te pones muy pesada con estos temas.., Me lo has dicho tantas veces.... pero sí, es verdad que lo noto.- afirmó arrugando el morro y levantando las cejas demostrando que hablaba en serio. 
-Pues eso es lo que de verdad importa...    
                -"Para poder poner solución a algo, tienes que poder verlo"- dijeron los dos al unísono provocándoles una sonrisa por la sincronización.  
-Bueno, voy a ver si hago los deberes...todavía tengo que entrenar para que se hagan solos- agregó el joven dragón haciendo una burla graciosa con la cara. Era asombroso verlo tan grande. Tanto tiempo teniendo la magia delante... 
Confiando en el universo, y en las cosas maravillosas que tenía que devolverle por tantos años de amor, Doña Potra, había dejado salir todo aquello que ya no le aportaba, incluso, había visto crearse problemas, que solos se iban también bajo su sorpresa. Animalillos entraban y salían de su vida fugaces, mientras otros vínculos se fortalecían bajo la luz de una vela. Profundas charlas, en maravillosos momentos cuando Doña Potra dejaba hablar, si éramos justos. A veces, le podía tanto la emoción, que se sumergía en un monologo de deducciones, que acompañaba con gestos exagerados, dignos de una función de un gran teatro.
-Te vas a callar ya? le dijo el enorme tiburón Metatronk, dejando caer su aleta con vigor sobre el sofá, -A ver qué dice Tito Franky.. si me dejas, claro...- añadió mirando a Doña Potra con su puntiagudo y afilado morro, y dejando salir una sonrisa de canto. 
-Vale, tienes razón, intentaré morderme la lengua porque es verdad que oye, cuando empiezo,  es como si no pudiese parar. No te creas que lo hago por...
-¿Te callas?... gracias...-
-Sí, sí... aish...- soltó riendo como el aceite Doña Potra mientras se amoldaba al sofá y le daba al play en actitud dócil. 
-Por cierto, Metatronk, te sobresale medio cuerpo del sofá, casi no cabes... es muy gracioso verte casi colgando y haciéndote el serio...-volvió a decir Doña Potra burlona mientras se llevaba una colleja de Metatronk.
Aquella tarde, subrayando en su cuaderno la frase "debo aprender a veces del silencio" lo cerró creyendo que lo conseguiría...   

14.10.22

Creadores de realidad

Había pasado casi un año de su última nota. Al abrir de nuevo su cuaderno, la fecha 3/12/2021 le hizo pensar en todo lo que había pasado desde entonces. Se dice que el tiempo es relativo, y en aquellos tiempos, se percibía con más fuerza y claridad. Doña Potra, sentada frente a su escritorio de bambú amoldado a su nuevo tamaño de yegua, ponía los ojos en blanco al pensar, en la inmensidad de lo acontecido, y en cómo resumir todo aquello para contárselo a si misma. Creía que no había mayor aceptación para uno mismo, que cuando lo transformas a historia y te lo cuentas en modo fábula. Para algo, era cuenta cuentos por naturaleza. Echando un ojo por la ventana que daba al jardín, esbozó una sonrisa al ver su gran manada bien avenida, tumbada a la fresca. Dos patos y una gata a punto de ser mamá, habían engrandecido la tribu, formada ésta, ahora por 7 miembros. Y todos comían...
    -Menudo panorama... y qué bien viven ellos al margen...- se dijo Doña Potra moviendo la cabeza. Aquel rincón en medio del valle, se exhalaba en paz. 

    -Bueno, será mejor que me deje de pensamientos "postergadores"  y me ponga a escribir. Tengo mucho que hilar...- se volvió a decir en alto mientras los intentaba expulsar. Llevándose la pata a la boca, abrió grande los ojos al venirle de pronto, una idea a la testa que le pareció interesante -Creo que voy a empezar por ahí, por los pensamientos intrusivos, "el gran trabajo"...-añadió acomodándose bien la silla para empezar.  

Cuando somos pequeños, apenas llevamos mochila. Es como si pudiésemos movernos por el mundo sin necesidad de equipaje, ni coraza. Dónde todo es posible con una mente abierta y con ganas de vivir. Y según creces, esa constante del sistema, en adoctrinarte a que no te salgas de la línea, a que no pienses por ti mismo, y mucho menos diferente, esa opinión y juicio de una sociedad que no te representa y que no puedes dejar de verla, se comporta como un coach destructor de uno mismo las 24h. Toda aquella matrix de programación que no bajaba la guardia, y diseñada para eso, también tenia un defecto por naturaleza, y es que no estaba viva. Para aquellos que podían asomar el morro, y "sutilmente detectarla" estaba todo empezando a ser muy claro, y a la vez, cobraba sentido su entorno. Doña Potra,  había detectado esa malla, siguiéndola hasta el pensamiento, e incluso, habían veces que le hacia creer que era suyas esas ideas, pero cuando quieres crecer y evolucionar, tienes que saber separar el filo hilo hasta que lo detectas. Era más sencillo de lo que en verdad parecía, todo aquello que no aportaba una solución, o, que generaba conflicto y mala frecuencia era matrix, y todo lo que era esperanzador, creador, divertido y lleno de amor, era realmente Doña Potra pensando. 

Observando su entorno y la obsesión de aquellos gobernantes por el control del mundo, en colaboración con aquella ia que soltaba aviones de veneno sobre la población, entre tantos otros dementes actos que cometían unidos, anti natura, y que solo demostraban aún más, lo débiles que éstos eran, y el poco efecto que tenían sus mediocres armas. cuando se era consciente y se habitaba el cuerpo.

En aquellos tiempos se respiraba esperanza entre remolinos de sentimientos, muchos nunca conocidos. Mucho aprendizaje sobre aquellos hombros fatigados, que como Doña Potra utilizaba para agilizar su cambio a mejor. Y era esperanzador ver a la madre tierra de nuestra parte, gigante ante nuestros ojos, y que no reconocía a ese mal como hijo. Un universo que se unía en ayuda de la vida, soltando acompañantes para amenizar el camino, que ya en marcha, se andaba hacia la nueva tierra.  Que así sea :)

 

3.12.21

1iverso libre

 Dicen, que a un caballo tienes que taparle los ojos si quieres que te siga a la locura, que tienes que engañarlo, y que muchas veces, ni eso sirve para estafarlo. Sintiendo el latido del que lo monta, o del que pretende acercarse sin buena fe, la crin se les eriza. Como impulsos eléctricos reaccionan a lo no perceptible para otros, pareciendo a veces hasta violentos para el que se deja engañar por simples palabras banales, carentes de un juicio justo, por partir de una mente mediocre. Desbocados, volviéndose locos por momentos, sin poder dejar de sentir lo que sienten, observan de lado. 

Doña Potra, haciéndose con el control de sus nuevos sentidos activados, también comprendió en ese aprendizaje curioso, que se puede ser una yegua y tener que dominar instintos, teniendo que pasar a ser jinete de uno mismo, valga la paradoja en sí., y que si antes, podía pasar por alto ciertas alarmas, ahora, le daban hasta calambres como punzadas si se quedaba quieta. Si te arrimas a un caballo con voz amigable, pero a tu espalda llevas escondido un puñal, habrán percepciones, y seguramente escape el corcel a toda prisa del lugar sin poder remediarlo. Hay situaciones que no siempre se esquivan batallando y como se dice, es mejor salir por patas...

El frío llegaba al valle, y con el, el recogerse de nuevo y encender la chimenea. Como el caballo que vuelve vivo de una guerra, al que fue obligado a quedarse y presenciarla, formar hasta parte de ella, se puede volver con dos ideas. Agradecer el seguir vivo, o lamentarte por estarlo. 

De las muchas situaciones que había vivido en su vida doña Potra, se había levantado siempre y qué sencillo era escribirlo, sólo tenía que mojar la pluma.   A veces, la vida, le había llevado a volar tan raso y cerca del suelo, que se había golpeado sin querer haciéndose añicos en más de una salida, pero aún y así, se vendaba el ala y se volvía a tirar de nuevo desde lo alto del barranco, aún a veces siendo consciente de la hostia, porque tampoco había que negar, que también aparecían almas para ofrecerle ungüentos. Era una cuestión de caracteres.   

Y mirando las estrellas y contemplando su magnitud, en un universo libre que los unía, quedaban los que tenían que estar, y más reforzados que nunca. Tiempos de renacimiento en medio de una tormenta. Y a ti no te tocarán cuando todo se derrumbe, siendo testigo de un nuevo amanecer que hasta los ciegos podrán verán más allá de la visión.  Contempla a los otros, como el ejemplo de lo que no quieres ser, que su reflejo no te confunda con el tuyo propio, creyendo que sus miserias son también las tuyas. Y te golpearás con tantos muros necesites hasta que lo veas, si tu interior realmente quiere verlo y lo siente desde el amor. Cuando dejes de seguir falsos profetas y sigas el tuyo propio, haciendo honor a tus palabras se desbloquea el camino, liberándote de los que se aferraron a tu brillo por carecer del suyo. 

Doña Potra, haciendo honor a su nombre, había tenido mucha potra últimamente y no había nada como un nuevo bautizo de nombre para crear realidad. 

- ¿y si me llamo doña Potra de la buena fortuna? solo tengo que decirlo y pasará, pues ¡qué así sea!- se dijo la yegua mientras se alzaba a dos patas para salir a galope perdiéndose entre las colinas como un cohete. 

Se auguran buenos tiempos para doña Potra y los suyos, el sol ya calienta y la cocina funciona perfecta para tener alimento. Son, las columnas de la libertad. 

16.11.21

Aleta de tiburón Metatronk

 Había pasado casi un año de todo. Esa mezcla de holocausto final, y retiro espiritual, que a modo de lavadora, estaba sacudiendo y enfrentando a todos los seres del planeta.  Algunos demostrándolo, ya sin el ego del que se siente en carne viva al contarlo, se liberaban. Otros, anclados aún en el paradigma viejo de aparentar, aún sintiendo el vacío dentro, como la nada, seguían viviendo sus vidas con el disfraz ya desvelado, creyendo que todavía les ocultaba para los que ya se habían quitado el velo. Aquella visión como de rayos x, eran tan real para los iniciados, que incluso se preguntaban, ¿Cómo no lo habían visto antes? 

En aquel salto de fe, que se tornaba diferente a medida que avanzabas, no dejaba de demostrarle a la Sra. Sapicornia, aquello en lo que fallaba, aquello en lo que tenía que mejorar. Cuánto mayor era la sabiduría, mayor era el riesgo de creerse un elegido. 

Seleccionando los pensamientos que se creaban desde el amor, a todos aquellos intrusivos que se colaban en su cabeza sin aportar nada positivo, acabó volviéndose una profesional.  Como si fueran objetos, los cogía invisiblemente y los separaba de aquella madeja que sin darse cuenta, los había unido, a un montón de otros pensamientos que sí eran suyos, convirtiendo la selección en algo curioso también de analizar. 

Decir que no, era de las cosas más complicadas que se le presentaban a la Sra. Sapicornia en su día a día. Envuelta entre lo correcto y lo que se debe hacer, cruzaba a veces esa delgada línea que, opuestamente a la buena intención con la que fue creada, se tornaba de nuevo en algo negativo y frustrante. Constantemente era como agarrarse a castillos de arena. Lo que no es real, caerá, se repetía para poder entender aquel extraño entorno que la rodeaba. Pero, ¿acaso era todo caos? No.

De una forma maravillosa, y casi a la vez, lo mismo que te conduce a esa búsqueda en la que pareces perdido, encuentras también, seres que lo acompañan y lo alumbran, y eso, le hacía sonreír a la Sra. Sapicornia en medio de tanta negrura, y a su vez, recordárselo a si misma con más frecuencia, por el bien que eso le producía. 

-¡Oiga usted doña Potra!- le gritó una voz familiar por el sendero que conducía a su casa. Aunque habían muchos que no sabían el cambio de nombre de la Sra. Sapicornia, otros, lo conocían ya muy bien. En ese rebobinar del tiempo, en el que había decretado que esa mezcla de sapo y unicornio que la componían, había pasado a mejor vida, su apariencia también había cambiado en aquella transformación no solo mental. Una esbelta yegua negra de brillante crin para su asombro, reflejaba en el espejo cada vez que se miraba. Aunque le costaba reconocerse por el increíble cambio radical, también, le recordaba lo poco que se había querido antes por permitir, ser aquella mezcla de nada. Era como si se hubiese detenido el tiempo para que pudiese reconstruirse, como si todo irremediablemente la condujera a donde estaba hoy. 

-¡Qué alegría verte don Metratronk! estaba mirando la fecha de reojillo para ver las posibilidades numerológicas y no falla, no deja de sorprenderme la precisión pitagórica-

-Y a mi no deja de sorprenderme los nombres que te pones, Doña Potra. Luego te quejas que don tito Franki no te acepte en su clan. jajaja se lo pones difícil- dijo carcajeándose aquel gran tiburón blanco que se erguía majestuoso sobre sus dos patas aletas. Era lo bueno de aquel extraño mundo, que podía pasar de todo...

-Mire señor aleta de tiburón, sabe que es un ataque arconte el que lo posee, nublando su entendimiento por la trascendencia del hecho en sí de juntarse dos mentes tan brillantes. No puede negarlo, causaría un efecto choque demasiado importante que derrumbaría todo demasiado rápido. El mal, digo.- respondió doña Potra, a la que le encantaba su nuevo nombre elegido por la risa que éste le producía con solo pensarlo. 

-Sí, sí, lo que tu digas doña Potra, pero yo sigo opinando que...- dijo Metatronk continuando con la mofa mientras jugaba con sus manos imitando dos marionetas.

 -Eres muy gracioso... pero dentro de ti sabes que te lo presenté yo, y entiendo que te pueda ese sentimiento de no haber sido el primero en dar con él... 

Mientras se adentraban en la casa de doña Potra, en esa comunicación interna que sólo ellos comprendían, era esperanzador ver a una Yegua y un Tiburón tan bien avenidos. 

Y por cierto, sabes que es mi amigo y el tuyo no... - soltó Metatronk por lo bajini antes de llevarse una coz acallándolo. 

-Tenemos un montón de cosas por practicar. He estado viendo unos vídeos super interesantes de viajes astrales, que me muero de ganas por poner en marcha.- dijo doña Potra señalando el catre para que éste se tumbara. 

-Bueno, si consigues que hoy no me duerma, habremos llegado más lejos. Desde luego, ganas le pongo y no sé en qué momento se cruza el relax con morfeo que me atrapa. No lo veo ni venir- dijo con un ojo medio cerrado que rápido ella detectó.

-¿Cómo que no lo ves venir? pero si ya se te cierran los ojos. No hace falta ser adivina para saber que te vas a quedar frito. Aunque debo reconocer, que eso también me produce satisfacción. Ver esa rapidez con la que lo apartas todo y entras en paz. Digno de estudio también.- añadió doña Potra sonriendo. 

-No, ya verás como hoy aguanto...- dijo mientras se tumbaba en la cama y cerraba los ojos aquel gran tiburón blanco de apariencia fuerte. 

Mientras lo contemplaba dormido con aquella música que acompañaba el ambiente y le daba aquel toque místico y particular, podría decirse que aún impensable, sucedía.  Un evolucionar que le enseñaba todo lo que ella había dejado de ser y en lo que necesitaba volver a creer. En ella misma. ¿Quién mejor que un tiburón blanco para enseñarte a ser de nuevo tu mismo? Ellos saben su poder y no por eso habla su ego. Simplemente son grandes. 


10.2.21

CAPÍTULO XII LA ASCENSIÓN DEL GUERRERO

Los días sucedían lentos, convirtiendo las horas de éstos en densas. Como una escalera, en la que puedes subir o bajar, la Sra. Sapicornia se formaba, se perfilaba.  Aquella ascensión a una conciencia superior, también la obligaba a deshacerse de lo banal, y eso también, requería dejar a muchos atrás. Sopesando su vida en una balanza, y apartando palabras, que sólo se lleva el viento, se quedó con los hechos y con lo que de verdad importaba. El ser. 

Como en una película se mostraba ya su vida, en la que ahora era espectadora, pudiendo así apreciar los detalles que la envolvían. Gran decepción fue su análisis. Creciendo con hermanos, hoy éstos, eran extraños. Con una bolsa llena de patrañas de todo lo recogido, la Sra. Sapicornia, una mañana soleada, subió a las montañas a desprenderse de ellas. Enterrando el odio y la pena, enterró también su pasado a las 11y 11 de aquel 11 del 11. Aunque muchas veces, había deseado que muchos de ellos despertaran, y fuesen conscientes de su abandono, de que el ser vivo necesita del contacto, del tocar, del abrazar, del amor, no sucedió, y sólo obtuvo reproches. La Sra. Sapicornia comprendía que era un asunto de frecuencias, y dónde antes escuchaba cantos, ahora ya, sólo había ruido. Pero, hasta de los incendios más colosales, en los que no queda simiente aparente con vida, vuelve a crecer ésta, sorprendiéndote, sacando de nuevo una sonrisa del alma, trayéndote a nuevos viajeros para hacerte más amena la liberación. 

Cuando se tienen unas ideas, has de demostrar, que éstas, son verdaderas y firmes, y el cosmos, acaba confrontándote para que se lo muestres. Hablará por ti el ego cuando no lo hagas, buscando una justificación que te deje vivir, pero eso no es ascender, es seguir mintiéndote. 

La Sra. Sapicornia había tenido que salir completamente de su circulo de confort, exponiéndose a la mentira, y cuando tuvo que dar el primer movimiento, le tembló el anca. Tragando saliva, buscó dentro de ella la verdad, aquella, que la librase del miedo. ¿Estaba ella luchando por si misma?. Llenándose su cabeza de imágenes y momentos vividos, entendió que no, era más fácil seguir en el bando de siempre que exponerse. Entonces, ¿por qué lo hacía? 

    -Mami, ¿sabes dónde está mi capa para volar?- le preguntó su pequeño gigante dragón que tenia de vástago, sacándola de sus pensamientos al instante. La Sra Sapicornia contemplándolo tan grande, y a la vez tan pequeño, e indefenso. Una lágrima le brotó del alma, corriendo a abrazar a su retoño dragón como pudo, sintió que sus ancas se engrandecían para poder abarcarlo. "Nadie os hará daño" pensó, y lo apretó aún con más fuerza. 

    -Escúchame pequeño mío con atención- dijo la Sra. Sapicornia mirándole a los ojos. -Llevaba tiempo equivocada, y lo siento. Me olvidé de la magia, y casi os arrastro conmigo. Me había atrapado la red, como alquitrán... y no sabía como librarme. Ni siquiera contemplaba el liberarme, solo lo asumí, y hoy, me arrepiento por eso. Pero, mírame, hoy el sol brilla, y he recordado de nuevo todo. No te apartes nunca del buen camino, hijo. Y sí, la magia, existe, y está dentro de nosotros. Agradezco que no la hayas perdido, y de tener esta segunda oportunidad para poder guiarte, y de que a su vez, me enseñes tu a mi-  

Aquella noche, la Sra. Sapicornia, durmió en calma, descansando con ella, sus miles de rencarnaciones en paz. 

Un entrenamiento diario basado en meditación, y en contacto con la naturaleza la iba sanando, y haciendo que cada vez fuese más sencillo recuperar la fuente. Aunque los enfrentamientos y la situación no acompañaban, podía practicar esa limpieza también a diario, en esa dualidad que surgía una de la otra. Aprendiendo a separar pensamientos de ella, con pensamientos creados por la red, conseguía crear nuevas realidades, a veces con más facilidad que otras... Y pudiese no estar viéndose en esta realidad en este plano, pero ella, y miles de almas ya puras, hacían lo mismo.

Y el mar empezó a llenarse de faros, cada vez más cerca unos de los otros, repartiendo su brillo al que aquel día le faltase de su luz. Y así, se fueron convirtiendo en pescadores de almas, y cuando parecía que caías, te rescataba un alma buena. 

El cielo se llenó de señales. Mensajes en todas partes la animaban en la búsqueda. Maravilloso cosmos. Abriéndose nuevos caminos, y desbloqueando nuevas partidas. Agrupando frecuencias aún más si cabe, y llenando éstas de curiosas aventuras y fantásticas charlas. Empezaban a fluir las cosas, mientras el mundo giraba caótico, ella, al margen de todo. Con seres de otras galaxias, nuevas dimensiones, investigaciones nocturnas, el encuentro con el ser... ¿Qué más se podía pedir? 

Llegará el momento, no sufráis, esa línea del tiempo, dónde sólo existe el bien y la conciencia, está creada, y así será. Aguanta guerrero de luz, no estás solo. 

Mirándose en el espejo, a la vez que peinaba su blanca y brillante crin, ya sin rastro del anfibio, la Sra. Sapicornia se dijo para si "quizás, ha llegado el momento de cambiarme el nombre.