Los pájaros silbaban al paso de la Sra. Sapicornia que sin duda,
se notaba que había nacido en los meses de verano. Los días de penas habían quedado
atrás y nuevas historias, ya divisaban en el horizonte.
Todas las
reflexiones que la Sra. Sapicornia había estado haciendo durante tanto
tiempo, obtenían sentencias. Una noche volviendo a casa, mientras se entretenía
descifrando las huellas que iba encontrando en el sendero, se detuvo en seco al
dar con una que se manifestaba exacta a la suya..
No puede ser... se
dijo volviendo a poner sobre aquella huella su blanca pezuña... Es la misma...
volvió a decir comprobando que encajaban por igual. ¿Podría ser la huella de un
Unicornio? dijo asombrada.
Durante largo
rato, permaneció repitiendo aquel gesto una y otra vez ratificando su
hipótesis, hasta que un conejo gris llamó su atención.
Disculpe Sra
Unicornia... llevo rato observando sus extraños actos y me tienen algo confuso...
¿está usted bien? dijo el conejo gris moviendo su nariz de arriba abajo.
Oh si muchas
gracias Sr. Conejo… sonrió la Sra. Sapicornia mientras acompañaba la respuesta
con una sonrisa forzada por la vergüenza de ser descubierta…
Ah… entonces ¿es
que perdió algo?.. ¿Quizás algún adorno? volvió a preguntar aquel cotilla
Sr. Conejo.
Pues no, dijo la
Sra. Sapicornia levantando su vista del suelo y mirando a la cara al pequeño
animal fisgón.
La verdad es que
estoy comprobando... que es una huella de Unicornio... explicó poniendo
credibilidad a sus palabras con gesto filosofal...supongo que usted... puede
encontrar absurdo ir comprobando huellas de otros conejos... pues todos sabemos
que anda el monte lleno... pero me temo pequeño Sr., que no gozamos de la misma
suerte las Unicornias… dijo mientras acariciaba la pequeña cabeza de aquel
espontaneo animal.
El conejo gris
levantó sus orejas pegando un salto para trepar a una piedra que lo elevara un
poco más en estatura. Realmente es usted una bonita Unicornia.... no sé porque
dice usted eso, no le costaría nada encontrar acompañante… dijo el conejo gris
intentando ser halagador.
Muchas gracias… sonrió
la Sra. Sapicornia a su inesperado y abierto participante. Pero no parece usted
del valle... por aquí escasean los Unicornios… ¿acaso vio usted uno? interrogó
la Sra. Sapicornia en una de esas preguntas en las que en verdad, no se
espera la respuesta ansiada.
El peludo conejo
gris con apariencia de peluche comenzó a reír pegando saltos como si tuviera un
muelle..