12.6.13

CAPÍTULO 68

A principios de Junio y aunque había llegado tarde el calor, aquella mañana la Sra. Sapicornia salió de sus sabanas sin ese frío que le hacía retardarse en abandonar su caliente lecho.
No amaneció pletórica pues era obvio su estado y por mucho que quisiera disfrazar su verdad, a veces, le costaba respirar como si tuviese un puñal clavado en el pecho. 
Como buena Unicornía comenzó rápido a buscar la chispa que le hiciese pasar otro día más. Hoy era su fiesta semanal y como buen animal de cuentos se organizó en busca de historias.
Los más osados pueden opinar que sus llamadas escapadas fueran en busca de comida, pero no, andaba desganada..
Como si fuese a poner su alma a la venta, había decidido volver a reunir esos pedazos que rotos, formaban su reflejo, pues ahora mismo, podrían llamarla estafadora en un trueque y ella tenía honor como para venderse a tan bajo precio. 
Recordaba libros que metafóricamente ponían nombre a los vagabundos del amor y que una buena salida era convertirse de nuevo en una cocina. Esa historia la había acompañado mucho tiempo y aun no sabe porque la olvidó.. Aquellas hojas hablaban de transformarse en esencia en una cocina para obtener la calma...  El hambre era mala y la gran mayoría se limitan a comer lo que otros les dan... Sólo cuando eres una gran cocina no necesitas mendigar alimento, ni tampoco sus utensilios, pues en ella, se puede encontrar lo necesario para fabricarlo uno mismo...
Pues no le quedaba trabajo a la Sra. Sapicornia...  se reía abriendo tanto la boca que a veces parecía desencajarse del rostro. No pasaba nada, no iba a cometer asesinato, ni tampoco iba a saltar al infinito a modo de despedida... pero le encantaba llevar un puñal en la liga por si acaso…
Pasado su día de fiesta que lamentó ser de corta duración, tenía proyectos en mente que irían ocupando sus espacios temporales. 

Arropada en sus suaves colchas que tan delicadamente perfumaba antes de dormir, escribía objetivos que aportarían mayor bienestar a su vida y que además, ayudarían a una mejor recuperación. La Sra. Sapicornia nunca fue un ser aburrido y de poca imaginación, pero aun sentía nauseas si miraba hacia atrás. Uno no puede pedir lo que no puede ofrecer y la Sra. Sapicornia ahora mismo, andaba coja para alistarse a una carrera de saltos de vallas. 





No hay comentarios:

Publicar un comentario