El ejercito que bajaba de las montañas fatigado, buscaba refugio
en el apacible valle. Había sido una larga guerra por una estúpida disputa sin
sentido. Ya no creían en los amos que los gobernaban, perdieron la fe cuando su
capitán abandonó la tropa aquella mañana.
La Sra. Sapicornia
les ofrecía alimento y refugio a los necesitados compadeciendo, las horribles
visiones que se llevaron sus ojos en tal tormentosa batalla.
Muchos animales
llegaban mal heridos y con una moral tan destruida, que hacía más complicado
creer en bonitos finales. Existían cosas espantosas fuera del pequeño valle y
la Sra. Sapicornia había visto pocas. Las miradas de aquellos pobres lesionados
contaban historias tristes y la mayoría deambulaban sin saber bien qué hacer.
Los seres vivos
nos acostumbramos... nos adaptamos a vivir del modo que sea y luego, es normal
sentirse vacío y carecer de ilusión. .. No desesperéis amigos... dijo la Sra.
Sapicornia en modo triunfal como si ella también hubiese participado en
la lucha... nos vamos a poner fuertes… pronto dijo...
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