Los días de buen tiempo y fiestas, marcaban el ritmo de la Sra.
Sapicornia que distraída, iba tachando los recuadros de su calendario. Aunque había
muchas noches que cogía su libreta, eran pocos los relatos que veían la luz,
pues demasiada información y anécdotas que debían ser correctamente hiladas.
La Sra. Sapicornia
parecía mirar con otros ojos el mundo y aunque dio de bruces contra el duro
suelo, parecía haber atravesado una diferente atmósfera donde las cosas no
dolían tanto.
Cuanto más analizaba
su alrededor, más segura estaba de seguir por el buen camino, dejándose llevar
por almas de las que nunca antes reparó, por su fatal estado crítico.
Extraña percepción
tenemos a veces creyendo no ver salida ante adversidades que comparadas con la
cruda realidad de muchos otros, es en apariencia absurda y carente de sentido.
A la Sra.
Sapicornia le daba igual que hubiesen almas que conformasen su existencia con
banales historias ausentes de magia, pues conocía de sobras el otro lado y
segura, ansiaba el “muso” que despertara de nuevo su gran inspiración
ahuyentando el recuerdo de falsos amores.
Conocedora de su
gran corazón y sacrificio, aguardaba el momento expectante mientras susurraba
cuentos divertidos a los que venían entusiasmados a escucharlos.
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