9.6.13

CAPÍTULO 65

Rayos y centellas azotaban el valle muy temprano. La Sra. Sapicornia, descansaba su resaca de la noche anterior cuando un trueno la despertó con su eco. No se enojó por las horas al contrario, las tormentas eléctricas le fascinaban y abriendo un ojo sonrió al ver la poca luz que producían las nubes cargadas de agua.
Andan tristes... dijo para sí la Sra. Sapicornia mientras se preparaba una taza de café caliente para despertarse... Vaya tormenta… ¡Está todo el cielo oscuro! y corrió a ver donde andaban sus cachorros para compartir con ellos la fuerte ventisca.
La Sra. Sapicornia, había contagiado de entusiasmo a sus pequeños con los que mediaba para evitar que saliesen a toda prisa a pisar los charcos.
Aunque no gozaba de todas sus funciones por mal descansar, sin embargo no se lamentaba. La noche había estado bien  aun sintiendo que carecía de algo (que bien podía ser la cabeza pues días antes se la guillotinaron a traición), pero no quiso demostrar debilidad ante los asistentes e intentó recrear su mente participando en todas las conversaciones que pudo.
Observando los presentes todos aparentaban ser felices mientras reían y bebían sin importar las horas que pasaban, aunque ya más adelante en petit comité con sus amigas, destriparon sus misterios y como se solía decir... En cada casa se cuecen habas. ..
La Sra. Sapicornia no solo lo quería figurar ser dichosa, si no también poseer la calma del que lo está.
El sendero era largo aún, no obstante, había caminado muchas veces ya con la luz apagada por él y en esta ocasión, avanzaba cargada de desconfianza y antipatía que le daban fuerzas para tirar sin pensar en el peso de su mochila.
Guardando sus pezuñas del todavía frío que acechaba las noches, reparaba en la creencia de que tal vez quizás, existieran mas seres como ella.

Asalto 1313… combate nulo
Yo me retiro


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