10.2.21

CAPÍTULO XII LA ASCENSIÓN DEL GUERRERO

Los días sucedían lentos, convirtiendo las horas de éstos en densas. Como una escalera, en la que puedes subir o bajar, la Sra. Sapicornia se formaba, se perfilaba.  Aquella ascensión a una conciencia superior, también la obligaba a deshacerse de lo banal, y eso también, requería dejar a muchos atrás. Sopesando su vida en una balanza, y apartando palabras, que sólo se lleva el viento, se quedó con los hechos y con lo que de verdad importaba. El ser. 

Como en una película se mostraba ya su vida, en la que ahora era espectadora, pudiendo así apreciar los detalles que la envolvían. Gran decepción fue su análisis. Creciendo con hermanos, hoy éstos, eran extraños. Con una bolsa llena de patrañas de todo lo recogido, la Sra. Sapicornia, una mañana soleada, subió a las montañas a desprenderse de ellas. Enterrando el odio y la pena, enterró también su pasado a las 11y 11 de aquel 11 del 11. Aunque muchas veces, había deseado que muchos de ellos despertaran, y fuesen conscientes de su abandono, de que el ser vivo necesita del contacto, del tocar, del abrazar, del amor, no sucedió, y sólo obtuvo reproches. La Sra. Sapicornia comprendía que era un asunto de frecuencias, y dónde antes escuchaba cantos, ahora ya, sólo había ruido. Pero, hasta de los incendios más colosales, en los que no queda simiente aparente con vida, vuelve a crecer ésta, sorprendiéndote, sacando de nuevo una sonrisa del alma, trayéndote a nuevos viajeros para hacerte más amena la liberación. 

Cuando se tienen unas ideas, has de demostrar, que éstas, son verdaderas y firmes, y el cosmos, acaba confrontándote para que se lo muestres. Hablará por ti el ego cuando no lo hagas, buscando una justificación que te deje vivir, pero eso no es ascender, es seguir mintiéndote. 

La Sra. Sapicornia había tenido que salir completamente de su circulo de confort, exponiéndose a la mentira, y cuando tuvo que dar el primer movimiento, le tembló el anca. Tragando saliva, buscó dentro de ella la verdad, aquella, que la librase del miedo. ¿Estaba ella luchando por si misma?. Llenándose su cabeza de imágenes y momentos vividos, entendió que no, era más fácil seguir en el bando de siempre que exponerse. Entonces, ¿por qué lo hacía? 

    -Mami, ¿sabes dónde está mi capa para volar?- le preguntó su pequeño gigante dragón que tenia de vástago, sacándola de sus pensamientos al instante. La Sra Sapicornia contemplándolo tan grande, y a la vez tan pequeño, e indefenso. Una lágrima le brotó del alma, corriendo a abrazar a su retoño dragón como pudo, sintió que sus ancas se engrandecían para poder abarcarlo. "Nadie os hará daño" pensó, y lo apretó aún con más fuerza. 

    -Escúchame pequeño mío con atención- dijo la Sra. Sapicornia mirándole a los ojos. -Llevaba tiempo equivocada, y lo siento. Me olvidé de la magia, y casi os arrastro conmigo. Me había atrapado la red, como alquitrán... y no sabía como librarme. Ni siquiera contemplaba el liberarme, solo lo asumí, y hoy, me arrepiento por eso. Pero, mírame, hoy el sol brilla, y he recordado de nuevo todo. No te apartes nunca del buen camino, hijo. Y sí, la magia, existe, y está dentro de nosotros. Agradezco que no la hayas perdido, y de tener esta segunda oportunidad para poder guiarte, y de que a su vez, me enseñes tu a mi-  

Aquella noche, la Sra. Sapicornia, durmió en calma, descansando con ella, sus miles de rencarnaciones en paz. 

Un entrenamiento diario basado en meditación, y en contacto con la naturaleza la iba sanando, y haciendo que cada vez fuese más sencillo recuperar la fuente. Aunque los enfrentamientos y la situación no acompañaban, podía practicar esa limpieza también a diario, en esa dualidad que surgía una de la otra. Aprendiendo a separar pensamientos de ella, con pensamientos creados por la red, conseguía crear nuevas realidades, a veces con más facilidad que otras... Y pudiese no estar viéndose en esta realidad en este plano, pero ella, y miles de almas ya puras, hacían lo mismo.

Y el mar empezó a llenarse de faros, cada vez más cerca unos de los otros, repartiendo su brillo al que aquel día le faltase de su luz. Y así, se fueron convirtiendo en pescadores de almas, y cuando parecía que caías, te rescataba un alma buena. 

El cielo se llenó de señales. Mensajes en todas partes la animaban en la búsqueda. Maravilloso cosmos. Abriéndose nuevos caminos, y desbloqueando nuevas partidas. Agrupando frecuencias aún más si cabe, y llenando éstas de curiosas aventuras y fantásticas charlas. Empezaban a fluir las cosas, mientras el mundo giraba caótico, ella, al margen de todo. Con seres de otras galaxias, nuevas dimensiones, investigaciones nocturnas, el encuentro con el ser... ¿Qué más se podía pedir? 

Llegará el momento, no sufráis, esa línea del tiempo, dónde sólo existe el bien y la conciencia, está creada, y así será. Aguanta guerrero de luz, no estás solo. 

Mirándose en el espejo, a la vez que peinaba su blanca y brillante crin, ya sin rastro del anfibio, la Sra. Sapicornia se dijo para si "quizás, ha llegado el momento de cambiarme el nombre.