La Sra. Sapicornia se
sorprendía cuando a veces recibía noticias del exterior a modo de eco, pues
realmente creía que nadie sabría entender sus historias. Solía ser cuidadosa al
intentar expresarse sin ningún pudor a la humillación, porque nadie cuerdo,
daría tantas pistas como daba la
Sra. Sapicornia a la otra dimensión.
Sus pequeños dragones ya exentos de clases, disfrutaban de
diversas actividades acuáticas entre otras, pues su mamá Sapicornia, los había
apuntado para que se distrajeran y soltaran toda esa adrenalina acumulada por
la falta de disciplina.
El más pequeño de sus vástagos era tan soñador... Amante de los
animales como su querida mamá, la sobornaba poniendo un gesto ya trabajado y
llevado a práctica con gran destreza, cada vez que quería aumentar sus amigos
de compañía...
El otro, su primogénito, aquel cachorro que un día hizo brillar la
estrella que guiara los días de la
Sra. Sapicornia , lo caracterizaba su
saber estar.
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