18.2.13

Capítulo 31

Un sapo puede tener una cabeza muy pequeña, lo que nos da que pensar, que su cerebro aun lo es mas.. y seguramente así sea, pero el interior de la mente de la Sra. Sapo es más complejo de lo que aparenta.
Muchas veces pensó, que su falta de interés hacía los números o su poca capacidad por retener nombres de ríos significaba ser tardo, pero el lado izquierdo del cerebro de la Sra. Sapo trazaba su plan apoderándose por completo del juicio de esta.
Cuando era muy pequeña, apenas podía disimular su aburrimiento en las aulas..Ni siquiera le llamaba la decoración del lugar. El recinto era cerrado, escogiendo una húmeda y oscura cueva para dar las clases y evitando así la distracción de los asistentes, con lo bonito que era el estanque.. con la paz que ofrecía el viejo roble... así estaba hecho el mundo y que difícil parecía amoldarse...
Frente al umbral del instituto del saber, prolongaba su entrada la Sra. Sapo. En el camino había encontrado unas crías de jabalí que requerían de su ayuda al haber extraviado a su madre. Eso para ella era la vida, la única razón de su existencia. Si entraba a las clases, aquellos pequeños retoños de jabalí podrían tener un mal final... Aquel día la Sra Sapo no entró a la escuela y fueron muchas sus faltas de asistencia por situaciones parecidas en las que ella creía haber decidido bien, pero el tiempo, las costumbres ajenas y la extraña vida monótona de sus cercanos vecinos y parientes, la cambiaron.. modificando su esencia para convertirla en sierva de la sociedad...
A día de hoy sigue latente en sus venas esa entidad, esas ganas de salir corriendo.. ese anhelo de cambiar la historia..

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