7.3.13

Capítulo 36

Todos los Jueves, la Sra. Sapo y sus amigas se reunían para combatir el estrés acumulado en toda la semana analizando, los encuentros y desencuentros de acontecimientos vividos.
Mediante la ayuda incansable de palomas mensajeras, podían seguir al corriente las unas de las otras y si surgían imprevistos corrían al auxilio.
Ese bendito Jueves, la Sra. Sapo llegaba ofuscada a su cita y con una enorme lista de quejas, pues creía haber perdido transitoriamente la capacidad para razonar.
El Sol brillaba y los almendros lucían rosas. Colocados a ambos lados del camino, adornaban el paseo de las hembras dando la apariencia de que iban a cambiar de mundo al final del recorrido. Aunque la Sra. Sapo había apreciado el paisaje de tanto color y reconocía, que el olor a primavera despertaba en ella calidez, seguía queriendo aclarecer su dilema, pues debía ser analizado por otras mentes.
Sentadas sobre la verde yerba robusta, agradecida en apariencia por las fuertes lluvias, seguían con especulaciones dando cada una un punto de vista al asunto pitágoras.
Si un ser no está preparado para recibir a otro, si el resentimiento provoca una actitud anormal,  ¿no sería mejor un alejamiento hasta obtener la calma? de que sirve acercarse a tender la mano amiga si en verdad se tiene un pensamiento nocivo del otro. Esta claro que la recuperación de las partes no ha de ser la misma, ni siquiera el conocimiento del perdón, pero que mediocridad sería decir te absuelvo cuando pecan ambas piezas.
Cada cual que cargue con sus pesados motivos, dijo un Búho que no pudo evitar oír la conversación, si me permites un consejo querida, no cargues con los bultos de otros, aquellos que no fueron honestos, aquellos que miran solo lo del otro y creen que sólo lo suyo es lo bueno, no avanzarán nunca, siempre es más fácil echarle la culpa a un tercero..y disculparse jo jo soltó una carcajada el gran Búho, eso no entra en sus planes...
Las tres amigas perplejas, seguían mirando el árbol de donde el Búho había aparecido y sin más, se metió en el orificio de donde había salido... despidiéndose hasta otra.

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