6.3.12

Capítulo 9

La primavera ya casi podía olerse en el ambiente y la Sra. Sapo en su charca, como de costumbre, contemplaba el estanque ya sin hielo mientras ensanchaba el estómago por los insectos cada vez más frecuentes por la llegada de los colores verdes del buen tiempo. Aunque en ellos también había vida, el hambre azotaba después del invierno, era pura supervivencia se disculpaba cada vez que daba caza a uno.
 Tenía ocupado su cuerpo en los diferentes ejercicios diarios pero su mente, aún no entendía porque decidió darle fin a su cuento. Le mataba no desahogarse entre aquellas lineas, al fin y al cabo, eran para ella. Aquella mañana fría de Febrero en la que le invadieron los demonios, saltó con sus cortas pero flexibles ancas y abandonó con disimulo el estanque para pisar tierra firme, con la de historias que aún tenía por croar, pensó. Levantando una piedra que utilizaba a modo de escondite no muy lejos de ahí, sacó de debajo de ella su libreta hecha de hojas secas de arboles centenarios y su bolígrafo fabricado con el tallo de una flor.  Abriendo la carpeta por la página que seguía, se dispuso a escribir de nuevo su cuento, comenzando de nuevo a oxigenar mejor con cada palabra que añadía.

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