6.6.12

Capítulo 22

Los sueños de los animales no son muy diferentes a los de algunos humanos.. En las fabulas todo puede ser, incluso un Sapo tiene fantasías..
En este pequeño bosque de infinitos refugios llenos todos de interminables historias, la Sra. Sapo creció feliz.
Siempre supo que no era igual a los otros Sapos y aunque su aspecto era a veces el mismo, su mente discurría discrepante en comparación a la de los demás.
Podía ver ese halo mágico que habita en la vida y en el propio oxigeno y que une a todo ser vivo convirtiéndolo en uno solo.
De bastante pequeña tuvo ya un corazón blando que la hacía distraerse con el vuelo de una mariposa o con el olor fresco de una rosa abierta. Por más que le llamaran la atención para que se centrara en el presente, su mente volaba lejos para olvidar que se trataba de un sapo que comía insectos vivos.
Con el paso del tiempo la Sra. Sapo había ganado el distintivo de Sra. por méritos propios superando batallas donde sin querer, dejó de ser renacuajo. Si en aquellos momentos se hubiese dejado llevar por el realismo que la envolvía, no habría podido crear y mucho menos alimentar, esa parte izquierda de su cerebro que tanto agradaba mimar, su creatividad.
En este pequeño bosque de eternas historias, la Sra. Sapo vio caer grandes arboles .. y aunque muchas veces  se sintió insignificante ante el gran cosmos por tener tan cortas ancas, aguarda con calma sabiendo que algún día.. dará su magistral salto.

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