20.5.12

Capítulo 17

Las Hadas, seres mágicos con forma de mujer hermosa. No entienden del paso de los años, ellas no envejecen, se conservan bellas aún con el paso del tiempo. Sólo la poca fe de los humanos y su a veces crueldad, las puede llegar a hacer desaparecer. Pocas son las personas que han visto una pues muchos son, los que miran con ojos necios sin saber distinguirlas pero, con  un cruzar de miradas, o con un breve intercambio de palabras entiendes rápido su asombroso halo.
La Sra. Sapo tenía la suerte de conocer a una, tenia incluso el orgullo de sentirla siempre tan cerca y eso que por motivos del cosmos no coincidían mucho para llegar a profundizar de la vida, pero no hacía falta, estaban las dos en la misma onda. La Sra. Sapo siempre había tenido admiración por esa Hada y soñaba con algún día poseer su gran porte y su afinada clase además, de su amplia comprensión de las cosas.
Aquella noche temprana, la Sra. Sapo tumbada en su nenúfar con la vista al cielo como de costumbre, le daba significado a la conversación reciente que había tenido con dicha Hada. Todas sus palabras estaban llenas de grandes verdades y no quería dejar pasar al olvido, ninguna de las frases habladas con ella. Cerraba un ojo y unía los astros con su singular dedo anca, pues para ella estos, parecían puntos adornando el cielo esperando a ser unidos dándole así extrañas formas que convertía en juego y pensaba, que lo malo de ser Hada, era que no podías concederte a ti misma los deseos..
 Curiosas deducciones de la particular protagonista que incluía a su reflexión que cuando tuviera la oportunidad, le pediría uno para sus amadas ninfas.  En aquel preciso momento, una estrella fugaz a modo de señal, pasó rápida por el cielo y la Sra. Sapo se apresuró a decir en alto su deseo antes de que esta se esfumara.
Deseo... Que algo mágico nos cambie el transcurso de todo!! que pinte de color nuestros tonos grises desterrando al fin sus días de pena y sin sentido!! Que pase algo mágico yaaaa!!! gritó tan alto la singular protagonista, que hasta rebotó el eco de sus propias palabras entre las montañas que la envolvían....
y  la Dama Verde de la paciencia se dejó ver.. concediendo el deseo de tres. PD: A mis queridas ninfas.. gracias por leerme con esa bonita pasión :)

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