Un día como otro, encendió la Sra Sapicornia su trasto de noticias esperando como de costumbre el escabroso hilo de incidentes que ocurrían cotidianamente en el valle. Pero algo aquella mañana sonó diferente.
"Parece ser que ha sido producido por un extraño germen infeccioso que sin piedad, ataca a la población de Trina. Sus habitantes alarmados, colapsan los centros de atención de bestias" resonaba una voz en la radio alarmante que hizo detenerse a la Sra. Sapicornia de sus quehaceres para subir el nivel del transistor.
"Las autoridades de la población de Trina están investigando las causas y el origen del extraño parásito, seguiremos informando"
-Desde luego las malas noticias nunca vienen solas. Ya podría alinearse de la misma manera la buena suerte. ¿Acaso no tiene el mundo suficiente drama?- Suspiró como quitándose mil kilos de encima. Sus ojos dieron dos vueltas y agitó la cabeza para sacudirse las ideas. Aunque llevaba tiempo practicando esta técnica no parecía funcionarle muy bien, pues éstas, volvían de nuevo una y otra vez como un boomerang, como atadas con una goma a su cerebro. "Qué difícil es desprenderse de algo que está dentro como tu propia mente, es imposible ganarle pues no parece agotarse" añadió sin sonido alguno a la vez que se ponía la capa para salir a la calle.
Apenas recorridos once metros un fuerte alarido resonó cuál estruendo en el valle. Dark, el gigante dragón rojo de Nom, volaba sin rumbo y enfurecido entre las nubes dejando una estela interminable de fuego a su paso. Aunque estaba acostumbrada a vivir entre ellos, éste, era de linaje real. Criado desde la teta por dragones con todo lo que eso implicaba. Simplemente fantástico a su parecer.
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