21.10.20

CAPÍTULO VI DON CURRO TRILLI, EL NOBLE LINCE Y LA ESTRELLA NINJA DE TRES PUNTAS

Puntual, y con el amparo siempre de alguna bestia que sucumbía por caridad, a la frágil Sra. Sapicornia, subía otro día más, la pesada reja que custodiaba el comercio donde trabajaba en la rúa del Artesano treinta y tres. 
Encendiendo los aparatos que necesitaba para ponerse en marcha, y con una sonrisa que resistía a pesar de todo, enchufó también el transistor ajustandolo hasta el canal de noticias. No le costó mucho encontrarlo, pues todas, parecían retransmitir lo mismo.  
    -¡Completos! Todos los servicios de asistencia están colapsados. Pedimos a todas las bestias que colaboren de todas las maneras posibles ante este gran drama que nos acontece. Es una gran responsabilidad de todos que salgamos de ésta sin tener que lamentarlo.- dijo una voz sonando como un silbato. La Sra. Sapicornia entre cerró los ojos presintiendo. Conocía esa voz. El gobierno de Extralimitan se había hecho con los noticieros. 
    -Si estas bestias están al mando, seguro que no traman nada bueno...- pensó en alto palpándose el cuerno de unicornio. En aquel momento, un lince con traje negro de ninja y, bandana anudada a la frente, entró en el recinto dando tres volteretas en el aire con una magnífica técnica, que selló con una perfecta caída de pie. La Sra. Sapicornia tragó saliva impresionada. 
    -¡Magnífico! ¡brillante!- dijo aplaudiendo y haciendo reverencia. 
    -Todavía puedo sorprenderla más- contestó el lince sacando una estrella ninja de tres puntas y apuntando al centro de una tabla que había al final de la trastienda.  
    -Estoy practicando para lo que viene. Yo, no me voy sin pelear- añadió lanzando la estrella y clavandose ésta dónde había señalado. 
    -Vaya, eso sí que ha sido bueno. Una puntería y precisión admirables. Yo siempre que veo un filme, si éste, es de artes marciales, salgo creyéndome una experta Samurai. Luego, viene la realidad.- dijo la Sra. Sapicornia poniendo sus brazos en posición de defensa a la vez que sonreía. 
    -Puedo ayudarla con lo que quiera. Esa es mi profesión, el arte de la defensa. Hay diferentes técnicas, pero con constancia, todo es posible. Me llamo Curro Trilli, y, cómo puede ver, soy un lince ninja- 
    -Que es usted un ninja, no lo pongo en duda. Se ve a leguas que sabe usted lo que hace. Yo soy la Sra. Sapicornia para lo que pueda servirle.- dijo extendiendo su anca a modo de presentación. La voz salida de la radio pausó el momento por el pavor de su noticia. 
    -Y, por decisión unánime del gobierno, bajo ordenanza y decreto, clausuraremos todos los valles y poblados de Extralimitan llegada el alba. Ninguna bestia podrá ser vista sin una imperial justificación, o, de lo contrario, las penas serán severas con todo aquel que no respete la norma. Recuerden, todo esto lo hacemos por la seguridad de nuestro pueblo y de nuestros delicados mayores. No debo recordarles que éstos, frente a esta asesina bacteria, podrían lamentarlo mucho con un funesto desenlace.- 
    -Terror y más terror, eso es lo único que infunden esta pandilla de descerebrados que nos gobiernan. ¿A eso lo llaman una solución? ¿Cerrar todo un reino? y, ¿quién se supone que va a darnos de comer en este encierro? ¿Ellos? En toda la mañana no he escuchado más que sandeces.- 
    -Yo sigo sin entender lo rápido que se ha extendido el parásito. Ha sido un cerrar y abrir de ojos, y parece estar cambiando todo. Me cuesta asimilarlo...-
    -Sí. Es de chiflados todo. Vaya usted con cuidado al salir Sra. Sapicornia, lo mismo en tres horas pronostican meteoritos...¿Tiene usted retoños? Yo tengo tres preciosos deberes que me reclaman- dijo asomando la cabeza a la rúa y moviendo la estrella ninja de tres puntas como queriendo lanzarla. -Con la que está cayendo, prefiero no quitarles el ojo de encima. La familia, y, una buena disciplina en alimentación y ejercicio, son las bases realmente importantes de esta vida-
    -Tengo dos gigantes dragones como vástagos don Curro Trilli. Lo más preciado que tengo.- dijo la Sra. Sapicornia envuelta en añoranza. 
    -Pues eso la mantendrá firme.- agregó el lince con una mueca de comprensión. Y, es una pena no poder ojear sus tablas de salto. Tienen muy buena calidad, y, unas marcas excelentes. Eso es lo que me hizo entrar de tres saltos cuando vi de forma casual el escaparate. Me recuerdan a años de adolescencia- dijo agarrando una, y observándola casi con ojo de lupa.   
    -Pues, cuando pase todo esto puede volver a probar una y teletransportarse al pasado. A veces, una cosa, puede no tener espacio tiempo. Simplemente te traslada...-

Aquel día, extraño, concluyó pronto con el cierre de persianas y puertas, de los establecimientos de la rúa de los Artesanos entre temores y llanto. Todas las razas, y, también la Sra. Sapicornia, regresaron a casa aquella tarde con miedo e incertidumbre. Los informativos, sonaron exactos en todas las cuevas del valle. Iguales, en todas las moradas de los huecos árboles. Idénticos, debajo de todas las piedras del reino.  
  

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